Las obras que se presentan en la galería están realizadas en su mayoría al óleo sobre lienzo aunque se muestran unos dibujos de acrílico y lápiz sobre papel, así como un par de obras que el artista ha dado en llamar Construcción I y Construcción II, un tipo de obra que con el mismo lenguaje formal y plástico que resuelve en sus lienzos, pero que estructura a modo de ensamblaje de piezas de madera como si fuera un puzzle, unos cuadros que le otorga un aspecto más naif.
La muestra lleva por título “La noche oscura, el espejo y el laberinto”, un título que resulta poético y revelador. Porque tanto la noche, el espejo y el laberinto son elementos formales recurrentes en la Historia del arte y en la literatura, lo que propone un sin fin de posibles interpretaciones que dejan volar la imaginación. La noche oscura, puede tener varios matices, desde espirituales, aludiendo a la Noche Oscura del Alma de San Juan de la Cruz, a interpretaciones personales de soledad, de aislamiento….
El espejo bien puede ser un elemento integrador del espectador en la obra, al “verse reflejado” o incluso un elemento de introspección en el que el artista se mira. Aunque el espejo siempre suele simbolizar un reflejo de la realidad, de su realidad.
Finalmente el laberinto, también un elemento que genera desasosiego, o pudiera ser un reto intelectual de buscar una solución a una situación, una búsqueda de paz. Aunque haciendo referencia al lenguaje plástico de Miguel en esta exposición, con los espacios urbanos que representa, sus arquitecturas, las casas que se superponen en distintos planos, bien podría evocar la figura de Dédalo, arquitecto de la antigua ciudad de Atenas, que construyó el laberinto para encerrar al monstruo del Minotauro.
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